El regaño de Greta es, quizás, bienvenido y sin duda valiente; pero la realidad es la realidad: hay calentamiento global. La pregunta es: ¿Y luego?
Los datos nos muestran que:
➢ El CO2 es consecuencia del aumento al acceso energético: la abundancia de energía hizo posible una mejor vida. La intención no fue mala.
➢ Los combustibles fósiles son los que más generan energía, han sacado a varios miles de la pobreza.
➢ El viento, la energía solar y las baterías – las alternativas preferidas a los hidrocarburos– proporcionan alrededor del 2% de la energía mundial, y el 3% de la de los Estados Unidos. Son el futuro, pero el futuro se da, pues, en el futuro.
➢ La tecnología de la energía eólica también ha mejorado mucho, pero no brinda más beneficios. El límite físico de un aerogenerador, el Limite Betz, es una captura máxima del 60% de la energía cinética en el aire en movimiento; hoy en día, las turbinas comerciales superan el 40%.
➢ El gasto de 1 millón de dólares en turbinas eólicas a escala o en paneles solares para servicio público, durante 30 años de funcionamiento producirá unos 50 millones de kWh; mientras que el mismo millón de dólares equivalente gastado en una plataforma de esquisto produce suficiente gas natural durante 30 años para generar más de 300 millones de kWh.
➢ Hace medio siglo los desastres relacionados con el clima mataban a medio millón de personas cada año.
➢ Hoy con la disminución de pobreza y aumento de temperaturas ha sido posible atender de forma más rápida las inundaciones, los huracanes, las sequías; aproximadamente mueren 20 mil personas al año por causas del cambio climático, un 95% menos que antes
¿Qué es lo que se necesita en el futuro? ¿O para que Greta deje de regañarnos?
➢ Energía baja en CO2
➢ Aumentar la inversión global en I + D ecológico
Se exigen soluciones, pero todavía no están listas: una solución verde real que elimine o por lo menos disminuya la necesidad de combustibles fósiles. De esta manera China, India y Estado Unidos cambiarían.
No podemos priorizar la agenda verde sobre los problemas reinantes en salud, educación y nutrición. Si se cambia el enfoque, las próximas generaciones nos cobrarán muy caro haber descuidado los temas más apremiantes.
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