El gas natural es la principal fuente de combustible para la generación eléctrica, y brinda beneficios positivos al medio ambiente porque su quema emite entre 50 y 60 por ciento menos dióxido de carbono que la quema de carbón, reduciendo drásticamente la huella de carbono.

El desarrollo del gas natural es posterior al del petróleo. No se aprovechó antes por los grandes problemas “logísticos” que representaba su almacenamiento y transporte. Pero la necesidad de encontrar nuevas fuentes de energía, obligó a cambiar las técnicas de la llamada licuefacción de gas, o “fracking,” y mejoró la resistencia de las tuberías.

Hoy, por ejemplo, Europa cuenta con la mayor extensión de gasoductos y desarrolla proyectos en Asia y Argelia.

Estados Unidos tampoco se quedó atrás. El Consejo Empresarial para Energía Sostenible y New Energy Finance de Bloomberg sostienen que los beneficios del aumento en el uso de gas natural en los Estados Unidos ocasionó una disminución ¡del cuatro por ciento del gasto anual en la electricidad de los hogares!

Es como un “gasesazo” ¡pero al revés!

Hoy, Estados Unidos genera electricidad muy barata para uso industrial, superando a China, India y ciertamente México. Y aun con precios bajos, los productores estadounidenses se han vuelto más eficientes. Desde 2007, el PIB estadounidense creció un 12 por ciento, mientras que el consumo total de energía cayó un 3,7 por ciento.

La clave de esta estrategia es la revolución del fracking. Se trata de una técnica de explotación de gas natural, que consiste en perforar pozos de forma horizontal para fracturar la roca donde está alojado el gas, y se utilizan químicos y agua para generar presión que permite la salida del hidrocarburo.

Es un proceso muy complicado pero trae grandes beneficios.

Pero en México la historia es diferente:

• No hay interés por impulsar energías renovables.

• No hay interés por abrir licitaciones al fracking.

• Hay interés, en cambio, por incrementar la producción del petróleo.

• Hay interés por crear nuevas refinerías, aunque no sea viable construir la refinería en Tabasco.

La cancelación del fracking vuelve al país más dependiente de su importación de gas desde Estados Unidos, a la vez que se ha optado por refinar petróleo, asunto que va de salida en la energía mundial.

El fracking permitió que Estados Unidos pasará a ser una nación que exporta gas natural y energía. Los precios del hidrocarburo disminuyeron a partir de la sobreoferta. Pero en México queremos revivir la idea de que hay que seguir produciendo más petróleo, pase lo que pase…