Hambre, Socialismo, Millenails, Fifis & Animalitos

Otra vez, el socialismo está de moda, especialmente entre millenials y jóvenes universitarios. Con aquello que el “neo-liberalismo” es demoniaco, que el ogro filantrópico tiene que cuidar a la Granja de Animalitos, o que podemos repartir a diestra, siniestra, hacia el infinito y el más allá, pues es natural que la promesa del cielo en la tierra, y además al instante, ha resurgido como proyecto alternativo de esta y muchas otras naciones.
La nueva generación de millenials no tienen memora histórica de la Guerra Fría, o de las hiperinflaciones en América Latina, o de las masacres de millones orquestadas por Mao, Pol Pot, o Stalin. El Che Guevara sigue siendo el ídolo de muchos, junto con Alexandria Ocasio-Cortez, el Maradona y la Madonna de la la nueva doctrina Posantineoliberalnuncajamasfifivivataibodos, respectivamente.
Los millenials, adictos a las nuevas tecnologías, no leen libros ni cuando Santo Taibo II los regale y los celebre…
• No leen a George Santayana, que advertía– quién no recuerda la historia, está condenado a repetirla.
• No leen a George Orwell, quien ironizaba que todos los animalitos son iguales, pero hay unos animalitos que son más iguales que otros.
• Ni siquiera leen a Octavio Paz, quien también advertía: los que buscan erigir “la casa de la felicidad nos acaban condenando a la cárcel del presente.”
Los jóvenes viven pegados al sensacionalismo del minuto actual; y por tanto, es esencial hacer un poco de historia y hacer memoria de lo que decía Dante: el camino al infiero está plagado de buenas intenciones.
Es necesario recordarles lo que el socialismo produjo en el pasado, especialmente en algunos de los países más pobres del mundo. Los que tienen memoria sobre la década de 1980 siempre recordarán las imágenes fatales de niños etíopes hambrientos– con los vientres hinchados por el kwashiorkor y los ojos cubiertos de moscas, estas fueron las víctimas inocentes de los Derg, un grupo de militantes marxistas que se hicieron cargo del gobierno etíope y usaron la inanición para someter a las partes rebeldes del país.
Entre 1983 y 1985, unas 400.000 personas murieron de hambre en Etiopía. Animalitos que no sabían pescar, y a los cuales se les prometió nutrición ilimitada. En 1984, Derg destinó el 46 por ciento del producto interno bruto para gastos militares, creando así el ejército permanente más grande de África. En contraste, el gasto en salud cayó a la mitad. Como era de esperar, el Derg atribuyó la hambruna a la sequía, o a cualquier cosa fuera de su control. En 1991, el Derg fue derrocado y su líder, Mengistu Haile Mariam, escapó a Zimbabwe, donde todavía vive, bajo la protección del gobierno y a expensas de los contribuyentes.
Hablando de Zimbabwe, en 1999, Robert Mugabe, el dictador marxista de 92 años que llegó al poder en 1980, se embarcó en un programa catastrófico de «reforma agraria». El programa consiste en la expropiación de tierras de cultivo privadas y la expulsión de todos los agricultores y empresarios no africanos. El resultado fue un colapso de la producción agrícola, la segunda hiper-inflación más alta en la historia, y una tasa de desempleo del 94 por ciento.
Miles de zimbabuenses murieron de hambre y enfermedades a pesar de la ayuda internacional masiva. Como fue el caso en Etiopía, el gobierno de Zimbabwe culpó al clima, robó gran parte del dinero de la ayuda internacional, y negó alimentos y medicinas a la oposición política.
¿Les suena la historia a lo que pasó en el “Venezuela Aid Live”? La mayoría de la ayuda no se pudo entregar por los bloqueos en la frontera y Maduro dijo que la ayuda humanitaria estaba llena de veneno. ¿Les suena el nombre de Maria Gabriela Chavez? Es la hija de Hugo Chávez, la más millonaria de Venezuela. En lenguaje mexicano diríamos: ¡es la más fifi de Venezuela! Hasta apareció en la revista Forbes, como una de las personas más ricas del mundo…
Ojo: 6 de las 10 peores hambrunas ocurrieron en países socialistas. Otras hambrunas, incluidas Nigeria, Somalia y Bangladesh, fueron resultado la pésima gestión económica de sus gobiernos.
Los millennials obsesionados con la falsa promesa del neo-socialismo deben ver hacia el pasado para evitar que los horrores de la arrogancia fatal se repitan en el futuro.
Vaya, en sus vidas, el hambre prácticamente ha desaparecido. ¿Y por qué?
• La producción agrícola está en su punto más alto y los alimentos se han vuelto más baratos, no más caros.
• En los últimos 55 años, el ingreso real anual per cápita en el mundo aumentó 163%
• Las comunicaciones y el transporte han mejorado exponencialmente y ahora es posible entregar ayuda alimentaria a cualquier parte del mundo en un tiempo relativamente corto.
• La globalización y el comercio garantizan que cualquier persona pueda comprar alimentos en cualquier lugar.
A nivel mundial, el consumo de alimentos aumentó de 2,196 calorías a 2,870 calorías. Incluso en Etiopía, el consumo de alimentos ha aumentado. En 1993, dos años después del desplome del régimen de Derg, los etíopes consumieron 1,508 calorías por persona por día. Y una década después, en 2013, consumieron 2.131 calorías.
Zimbabue, que todavía sufre de un régimen marxista, no ha tenido tanta suerte. Venezuela, ni se diga. En todos los casos, ¡todos!, desde la Unión Soviética en 1917 hasta Venezuela en 2015, el socialismo ha fracasado.
Los socialistas han prometido una utopía caracterizada por la igualdad y la abundancia. En cambio, han entregado tiranía, terror, hambre y miseria; y los millennials deberían tener eso en cuenta, sino quieren acabar como animalitos amarrados, sin salida, muertos de hambre.
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